¡¡Derrotados!!

¿Valió la pena la marcha indígena?

¡¡Derrotados!!

En un artículo anterior ya se hizo hincapié en que los benianos una vez más caímos presos de los intereses de otros sectores nacionales. Situación que se repite y se repite cada vez que algo bueno parece querer llegar a nuestra tierra. Pero en fin, estas líneas no se tratan sobre nosotros los benianos, se trata de ese grupo de indígenas que marchó desde la localidad de Trinidad hasta la ciudad de La Paz.

De todo corazón espero que les hayan pagado muy bien, pues lo que perdieron social y económicamente fue mucho, muchísimo. Socialmente perdieron pues aquellos ingenuos, y me incluyo entre ese grupo, que en reiteradas ocasiones los apoyaron en sus reivindicaciones sociales, políticas y económicas al fin hemos entendido que eso fue un gravísimo error. Usted amigo lector dirá ¿y qué, ahora tienen el apoyo del agro cruceño? Permítame corregirle, ese apoyo no existe, solo fueron utilizados para so pretexto de “unos” tumbar “otro”. Como este cometido no fue cumplido, cuesta trabajo pensar que seguirán recibiendo el mismo apoyo.

Los enroques políticos que sigan su curso, yo más bien deseo avocarme a lo segundo, a lo económico. Y para entender esto a cabalidad hay que ordenar los hechos cronológicamente. En una anterior ocasión ya dudaba de la moral de los indígenas del TIPNIS y sus gambeteos con el narcotráfico. Ahora, por lo menos en mi percepción, no queda ni la más mínima duda. Para esto solo hace falta leer los mensajes desde la maquinaria estatal.

El primer mensaje llegó tras el secuestro del canciller. Un brutal escarmiento físico y económico. Claro esta que la brutal intervención de la marcha se constituyó en una especie de escarmiento físico. Pero el escarmiento económico parece que no llegó a destino. El Ejército nacional en una muestra de capacidad y de respuesta operativa intachable desalojó a quienes se adentraron, no ayer sino mucho ya varios años atrás, en el TIPNIS. Estos asentamientos fueron realizados a vista y conveniencia de los propios indígenas del lugar. Aquí la pregunta que los seudos dirigentes indígenas deberían responder a todo el pueblo boliviano es ¿porqué no marcharon cuando aparecieron los primeros cultivos de coca?

Este mensaje no fue entendido a cabalidad por los indígenas, pues seguramente apostando a tumbar al indio, pensaban salvarse de las consecuencias y pasado un tiempo reponer nuevamente los cultivos ilegales de coca.

Bueno, dicen que “quien no oye de a buenas...”. Segados por sus propios intereses los dirigentes indígenas empujaron a la marcha hasta la ciudad de La Paz. Hecho que se dio el pasado miércoles 19. Una vez acá en La Paz, los dirigentes no querían dialogar, pues su interés era otro. Pasadas las horas, ya el día jueves 20, los dirigentes pedían el cielo y la tierra para dialogar. Después de tres intentos fallidos de diálogo, ese jueves bien entrada la noche insistían en no dialogar. Sin embargo, el viernes 21 con los primeros rayos de sol, ya fueron ellos mismos quienes se ofrecían para dialogar, pero ya, ahora, sin más reparos. Los dirigentes indígenas ya no querían saber de pantallas gigantes ni de nada. ¡Que cambio tan radical! Algo tuvo que suceder para que en tan pocas horas toda esa prepotencia se vaya al tacho y con la colita entre las piernas supliquen zanjar el tema lo más rápido posible. Y es que ya se habían enterado de algo muy terrible para sus intereses. Ya nada de lo que pedían tenía sentido. El Ejército nacional nuevamente los había escarmentado en lo económico, donde más les duele, pero esta vez de manera definitiva. El Ejército corrió a tiros unos narcos colombianos asentados en la zona. Y lo peor de todo era que tenían un narco detenido “vivito y coleando”.

El gran problema es que esta persona fácilmente podría empezar a señalar, por ejemplo, con cuyo permiso se adentraron en la casa de los indígenas del TIPNIS.


En lo personal, estos hechos son más que suficientes para entender y comprender, que ahora sin los ingresos del narcotráfico, ya ningún dirigente indígena estaba interesado en un acuerdo con nadie y sobre nada. Habían sido “
derrotados”, incluso antes de sentarse a la mesa.

Mi segunda conclusión personal está más que clara. Cuando vemos como la mafia colombiana instaló un “mega” laboratorio de cocaína en la propia casa de los indígenas, se puede entender porqué tanta oposición a la carretera “San Ignacio–Villa Tunari” y ni una palabra sobre los cultivos de coca. La verdadera intención era mantener a los bolivianos fuera de su casa y lejos de sus “invitados”.

Este artículo debería haber acabado con mis conclusiones arriba expuestas. Sin embargo, hay algo muy feo que me queda sin entender, pero firmemente me niego a creer en las coincidencias. Por lo que, esta vez recurro a su ayuda amigo lector. 

Mi primera pregunta para Ustedes es: ¿Quién dio la orden de atacar a los narcotraficantes? y la segunda es ¿cómo esa persona sabía exactamente donde atacar? Por el bien de nuestra Patria espero equivocarme y todo sea una simple coincidencia. Usted que opina...

Renato E. Yáñez Fayad

Ph.D. en economía

sovietbol@mail.ru

25 de octubre de 2011

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