Estrategias financieras

Relaciones Financieras Internacionales
Nueva Estrategia Financiera en América del Sur

Mucho hemos de escribir, discutir sobre la verdadera unidad de los países sudamericanos. Quedando todo esto reducido simplemente a eso, artículos y foros de discusión, sin que realmente se logre avanzar en la unificación de los pueblos de esta parte del mundo. Por lo que para lograr resultados positivos que vayan en beneficio de todos quienes habitamos esta tierra, es necesario pasar de los discursos a los hechos con la implementación de una nueva estrategia financiera para el Cono Sur – revalorizar el rol de las monedas nacionales.

A raíz de la investigación del problema de la economía mundial como unidad dialéctica de lo nacional y lo internacional, surgió la necesidad de distinguir la categoría de dinero regional y su posterior transformación en universal. La formación del dinero universal comienza sobre la base de la evolución de la economía global, la cual fue acompañada por el perfeccionamiento de las relaciones crediticias internacionales. En las condiciones actuales el crédito no solo complementa el intercambio de mercaderías, sino que ha penetrado todas las esferas del ciclo productivo, sirviendo así a la economía mundial en su conjunto.

Los países de la región están atravesando por la primera etapa en el proceso de su integración económica, es decir, la integración en la esfera del intercambio comercial. Tras la creación y consolidación de mercados comunes intraregionales: La Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Empero, estas organizaciones tienen una fuerte deficiencia estructural. Como ya se dijo antes, los flujos de mercaderías van acompañados de flujos de dinero. En este sentido, toda integración comercial tiene a elección dos opciones. La primera consiste en promover en el papel de moneda regional a la moneda nacional de uno de los países que forman parte de la misma. La segunda opción consiste en que todos los países miembros de un mercado regional optan por la moneda nacional de una gran potencia. Ambos mercados intraregionales eligieron la peor de ambas opciones. Optaron por utilizar en sus relaciones económicas tanto internacionales como de bloque, el dólar estadounidense.


Pues bien, la desdolarización de nuestras relaciones económicas al interior de la región debería constituirse en la tarea primordial antes de pasar a la siguiente etapa en nuestra integración económica regional, la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones. En esta nueva etapa se tendría que avanzar, además de los temas netamente comerciales, hacia una integración de nuevo tipo, la integración en la esfera de la producción. Asimismo, en este nuevo esfuerzo integracionista deberá ser complementado con la creación de una nueva moneda regional, la cual ya sea que sustituya a la moneda nacional del país líder o bien la desplace gradualmente del intercambio intraregional, tal como esta sucediendo en el viejo continente con el Euro y las demás monedas nacionales. En este nivel superior en el proceso de integración la interpenetración de las economías de los países miembros de la agrupación y el entrelazamiento de sus procesos de reproducción nacionales alcanzan tal nivel que el mercado internacional se convierte en una especie de mercado interno. Solo así, se logrará formar un importante centro de gravitación monetaria sin la participación del dólar norteamericano y con la mínima influencia de los Estados Unidos.

Como es sabido, la integración económica transcurre a dos niveles: el macro (interestatal) y micro (empresarial). En estos momentos, lo más aconsejable sería iniciar por el interestatal. Pues, como se sabe, toda nueva moneda gradualmente conquista sus funciones principales, ya que por sus formas embrionarias no se puede con seguridad apresurar su ingreso en el sector empresarial. Por otra parte, se tendrá que trabajar en este sentido, ya que el prestigio y la confianza en la nueva moneda regional en un inicio estarán condicionados por la cantidad, el surtido y la calidad de las mercaderías que le respalden. En este sentido, nuestro país podría impulsar el uso de nuestra moneda nacional en el nivel empresarial, ya que cualquier excedente con nuestros socios comerciales de la región serían destinados a cubrir las obligaciones financieras de países que como Brasil o Argentina han contraído con nuestro país por las exportaciones de gas a estos mercados.

Finalmente, cabe hacer notar, que en el proceso de la reestructuración a un nuevo nivel de integración, los países miembros de la Comunidad Sudamericana de Naciones, deberían ir consolidando gradualmente el papel de la nueva moneda regional a objeto de convertirlo en moneda de reserva de la comunidad con derecho a ser acumulado y libremente utilizado en las operaciones comerciales con cualquiera de los socios, con la perspectiva de poderlo revertir en un futuro en monedas externas de libre convertibilidad.

Dr. Renato Eduardo Yáñez Fayad
Ph.D. en Economía
04 de marzo de 2007

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